Aprendamos del ‘cortacircuito’ bursátil

Recientemente, una interrupción automática en las negociaciones bursátiles, conocida como circuit breaker, detuvo un fuerte desplome en los precios de las acciones.

Aunque parezca contraproducente, esa pausa de quince minutos fue algo reconfortante. Permite que el sistema funcione de la manera prevista para manejar las emociones que llevan a las fluctuaciones volátiles del mercado.

“Las situaciones son totalmente diferentes”, dice Baur. Los precios de la vivienda y la deuda de las familias fueron la raíz del problema en 2008; actualmente, esa no es la situación.

• En 2008, muchos hogares estaban ahogados en deudas de bienes raíces. Doce años después, la deuda en los hogares, como porcentaje del producto interno bruto (PIB) sigue disminuyendo.
• Los bancos que habían emitido todos esos préstamos de vivienda también se vieron en problemas. Pero, en la actualidad, se obliga a los bancos a mantener más capital disponible y se encuentran en mejor estado, al igual que las empresas de corretaje.
• Los consumidores, que son la parte más grande de la economía, también son un punto a favor en esta situación. Los trabajadores se han beneficiado de aumentos reales a sus sueldos y una tasa de desempleo históricamente baja*.

“No pareciera que el consumo se va a detener, como sucedió en 2007, 2008 y 2009”, dice Baur. “Esto debería significar que la tasa de desempleo podría permanecer mucho más baja, incluso si tenemos una leve recesión”.

Las pausas en las negociaciones bursátiles datan por lo menos del siglo 19 y el asesinato del Presidente Lincoln. A medida que la tecnología fue volviéndose más sofisticada, se instalaron los cortacircuitos o mecanismos antipánico (circuit breakers) en la bolsa de valores de Nueva York luego del  “lunes negro”, 19 de octubre de 1987—donde se vio una caída del 22.6% en un mismo día.

Pero, la tecnología también agudiza la volatilidad, dice Baur.

“Hay muchas más negociaciones impulsadas por cálculos matemáticos y computadoras tras bastidores y estas tienden a intensificar el movimiento durante un día en particular, o incluso de un día para otro”, dice Baur.

En otras palabras, hay que pensar sobre los planes a largo plazo y no distraerse con las alteraciones diarias.

“Aguantar las emociones durante momentos de estrés como este y no tener una perspectiva a muy corto plazo puede ser útil a largo plazo”, dice Baur.