Protección de los ahorros para la jubilación

Posiblemente hayas pasado años, incluso décadas, ahorrando para cumplir tus sueños durante la jubilación. El camino hacia la jubilación puede estar lleno de sorpresas y, a veces, estas pueden surgir inesperadamente como una lesión o enfermedad prolongada.

El seguro de ingreso por discapacidad individual (DI, por sus siglas en inglés) para la jubilación ayuda a asegurar que tus sueños aún puedan hacerse realidad. Te ayuda a seguir contribuyendo a tus ahorros para la jubilación si no puedes trabajar, para que así puedas enfocarte en tu salud sin preocuparte por tu situación económica en el futuro.

Es posible que hayas escuchado del seguro de ingreso por discapacidad (a veces conocido como seguro por discapacidad), el cual ayuda a proteger tu ingreso y pagar tus cuentas si te enfermas o lesionas demasiado como para trabajar. Posiblemente tengas una póliza colectiva de discapacidad a largo plazo a través de tu empleador, lo cual puede ser una buena base, pero generalmente no es suficiente.

El seguro DI para la jubilación lleva esta protección más allá. Si no puedes trabajar debido a una enfermedad o lesión grave, todavía podrás seguir ahorrando para la jubilación. Una póliza de seguro DI para la jubilación coloca el dinero en un fideicomiso para que luego puedas accederlo como ingreso de jubilación.

En el momento en que comience tu discapacidad, la póliza realizará depósitos mensuales en un fideicomiso. Estos depósitos se invierten según tu tolerancia de riesgo. Puedes optar por que se sigan haciendo pagos al fideicomiso hasta la edad de 65 o 67 años. Cuando alcances la edad de jubilación, este dinero se te paga en cuotas mensuales.

Al dinero que se deposita al fideicomiso no se le cobra impuesto sobre ingresos si pagas la cobertura con dinero al que ya se le haya cobrado impuestos. Ten en cuenta que cualquier ganancia que se genere del fideicomiso sí está sujeta a impuestos. No se puede cancelar ni cambiar tu cobertura, a excepción de que dejes de pagarla.

Es fácil pensar que no tendremos que dejar de trabajar debido a una discapacidad simplemente porque “eso no me pasará”, pero ¿por qué arriesgarse? La mayoría de las discapacidades a largo plazo son causadas por enfermedades inesperadas pero comunes, como el cáncer, enfermedades del corazón y accidente cerebrovascular, que pueden tener efectos a largo plazo. Si agregas los altos costos médicos que acompañan a estas enfermedades, es posible que termines utilizando el dinero de tus ahorros o incluso tus fondos para la jubilación.